Historia de A Quinta da Auga
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marzo 20, 2014
El edificio que hoy alberga el hotel de lujo A Quinta da Auga forma parte de la historia de Santiago de Compostela. Fue construido como fábrica de papel hacia el 1792 por Don Nicolás de Santamarina en la margen derecha del río Sar. Citada en 1803 por don José Camino y Aguiar . En 1805 vuelve a ser citada por el Canónigo don Pedro Antonio Sánchez Vaamonde, en ese entonces solo hacia papel común.
En 1833 se propuso por los Comisionados del Ayuntamiento y de la Real Academia de Medicina y Cirurxía construir en ella un lazareto, dada la posibilidad de alojar hasta doscientas personas, propuesta que fue desestimada por el Consistorio santiagués por los perjuicios que ocasionaría el cierre de la fábrica. En 1834 ocupaba diariamente a cuarenta y ocho personas empleadas, produciendo unas seis mil remesas al año de un papel que se vendía desde diez hasta cuarenta reales.
La crisis del comercio colonial afectó doblemente la muchos molinos papeleros: en primero lugar porque los destinos americanos eran los preferentes para los segmentos superiores de su producciones, y en segundo lugar porque el cierre de aquellos mercados ultramarinos obligó a la papelería catalana la volcarse en el mercado interior, desplazando a los productores peores situados en él. La fábrica de papel de Lafraño debió cerrarse pronto como tal, pues aunque aparece citada por Sebastián Miñano en 1827, ya no se menciona en 1847 en el diccionario de Pascual Madoz, que cita sin embargo una de paños y otra de curtidos.
Al igual que otras que por efecto de la crisis cambiaron de actividad, la papeleira de Laraño se convirtió en batán para el enfurtido de tejidos, posiblemente su época de mayor esplendor, transformándose más tarde de nuevo para dedicarse al aserrío de piedra y de madera. En la primera mitad del siglo XX fue fábrica de hielo y cerveza, pasando después la propiedad a la empresa a Papelera de Esgrimía, que abandonó sus viejas instalación del río de San Justo, en Lousame, Noia, para instalar en este lugar de la ribera del Sar una moderna fábrica de papel.
La incuria y el abandono fueron arruinando la vieja fábrica de Laraño, hasta que, tras la adquisición de las propiedades, la arquitecta dueña María Luisa García Gil atacó la recuperación y restauración de las instalaciones y su reconversión en industria hostelera, con un magnífico resultado.
Descripción:
Se desconoce la configuración precisa y detallada de las instalaciones aunque por la época de su construcción es muy posible que contara con tres grupos de mazos diferenciados para las labores específicas de desfíachado (tres pías de desgarrado), afinado (dos pías de moler) y desleído (una pía de homogenización de la pasta) tras las que se obtenía la pulpa o pasta para la elaboración de papel.
Existía y existe un apresamiento construido en un recodo del río Sar que permitía derivar las aguas a un canal que tras un recurrido de unos 596 m las conducía a las instalaciones de la fábrica de papel, donde, además de alimentar un enorme depósito de agua de doce metros de altura, se vertían las aguas sobre una gigantesca rueda hidráulica vertical de más de tres metros de diámetro. Esta rueda motriz, del tipo gravitatorio de cajones o arcaduces, llevaba su eje erizado de llevas que accionaban los mazos, levantándolos para batir en las pías en las que se habían colocado los trapos cortados.
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